
Pablo y Elizabeth, una pareja unida por el boxeo dentro y fuera del ring
El púgil nacido en El Copey, será asistido en la esquina por su esposa en la pelea contra Israel 'Azulito' Ramírez, este sábado, en Ciudad de México.
Lo que nunca pasó por la mente de Pablo Carrillo en su carrera como boxeador es que algún día fuera a ser entrenado por una mujer y mucho menos que esta fuera su esposa.
‘El Trencito’, como lo apodan, ha recorrido el mundo como pugilista y asegura que su caso es único en el boxeo. “Nunca he visto a una mujer dirigiendo a un boxeador de alto rendimiento”, afirma.
Su esposa se llama Elizabeth Morales y este sábado estará en su esquina en el combate que Pablo disputará, en Ciudad de México, contra el local Israel ‘Azulito’ Ramírez, en la categoría supergallo y pactado a 10 asaltos.
Elizabeth ya estuvo al lado de su esposo en la pelea que este realizó en 2023, en Cancún, contra Joselito Velázquez, la cual perdió por decisión unánime.
“No estuvo como primera entrenadora en la esquina, estuvo de segunda, cerquita de mí, pendiente, aprendiendo porque este es un proceso para saber cómo se maneja un boxeador”, asegura Carrillo, nacido hace 36 años en El Copey (Cesar) y con récord de 29 victorias (18 nocauts), 11 derrotas y 2 empates.

Pablo y Elizabeth se conocieron en plena pandemia y ambos afirman que fue amor a primera vista. Ella trabajaba en un gimnasio, pero luego de que este fuese cerrado, por la pandemia, comenzó a trotar con un grupo de amigos de su barrio, al cual ya pertenecía Pablo. Desde entonces han pasado cinco años.
“Comenzamos a enredarnos en el tema del amor, luego del deporte y ahora somos un equipo de trabajo”, señala Elizabeth, quien es profesional en educación física y es entrenadora personalizada.
“Él fue el de la idea de que yo lo entrenara. Comenzamos con el trabajo físico y luego él me quiso enseñar el tema del boxeo y yo asumí el reto y la responsabilidad”, agrega.
Pablo se siente orgulloso de darle la oportunidad a una mujer de ser parte de su cuerpo de séquitos y, más aún, tratándose de su esposa.
“Si yo le di la oportunidad a ella de estar en mi esquina es por algo. Yo soy un boxeador que tengo mucha experiencia y he tenido entrenadores de alto rendimiento, estuve radicado en Japón y tuve entrenadores buenísimos. En el tiempo que ha estado conmigo, que son cinco años, se ha metido de lleno en esto. Yo tengo la experiencia y le he enseñado cómo llevar el proceso de un boxeador. En lo físico no, porque ella es la mejor. Es una mujer muy inteligente, que aprende muy rápido”, dice Carrillo.
Elizabeth reconoce que antes de conocer a su esposo no le llamaba atención el boxeo, pero ahora que lo ha visto por dentro siente profunda admiración por todos los que practican este deporte.
“Antes solo lo veía como dos tipos dándose trompadas y decía ‘esa vaina no es un deporte’. Ahora admiro mucho, no solo a Pablo, sino a todos los boxeadores porque esto no es fácil, esto no es solo en el gimnasio, no solo es entrenar duro. Ellos, para una sola noche, se preparan de tres a cuatro meses, tienen una dieta estricta y los entrenamientos son demasiado exigentes. Es un deporte muy egoísta, de hecho, a veces no somos pareja, somos solo el equipo y ya porque no podemos hacer cosas de pareja. A veces no somos familia porque tampoco podemos hacer cosas de familia”, manifiesta.

Elizabeth dice que lo más difícil de estar en la esquina con su esposo no es verlo recibir golpes sobre el ring, sino la dieta que debe cumplir antes de una pelea.
“Verlo en la pelea no es tan difícil porque confío en la preparación. Lo más difícil es la dieta porque ninguna persona es feliz con hambre”.
Confiesa sentirse “bastante nerviosa” antes de la pelea de Pablo contra ‘Azulito’ Ramírez, pero, al igual que su esposo, se está preparando para poder dar lo mejor de ella desde la esquina.
“A Elizabeth solo le hace falta darle el diploma de entrenadora de boxeo, pero ha vivido todo el proceso, ha estado en las esquinas y ha aprendido mucho. Es una mujer que capta muy rápido”, dice Carrillo, quien tiene tres hijas de una relación anterior, mientras que Elizabeth tiene un hijo. No descartan, en un futuro, agrandar la familia. “Estamos en eso”, dice el púgil.
Entre risas, Pablo también admite que su mujer lo manda en la casa y en la esquina. “Tengo que andar por la orillita y juicioso”.
Sobre su pelea contra ‘Azulito’ Ramírez, de 25 años, Carrillo dice que se ha preparado bien. Sabe que una victoria sobre el mexicano le podría abrir las puertas de una pelea por el título mundial, un sueño al cual no renuncia todavía.
“Ramírez es un boxeador zurdo y muy fuerte. Va a ser un peleón porque los mexicanos siempre van al choque y yo también soy un boxeador de choque, entonces va a ser un gran espectáculo”.
